viernes, 1 de abril de 2011

Vamos al fito?

Hoy les voy a contar una historia que me contó hace poco un amigo, ojalá la disfruten.
Lo habían invitado a una fiesta, cumplía años el amigo gay de una de sus compañeras de la facultad.
-Dale, dale. vamos. - le decía ella- te vas a divertir; van muchas mujeres. (Yo creo que esa frase fue la que lo convenció). Puso en marcha el fitito y arrancaron para la fiesta. 
Dicho y hecho, la fiesta, que en realidad una fiesta sino mas bien una reunión tranquila de amigos, rebalsaba de mujeres, y cuál de todas mas linda. Mi amigo pasó desapercibido porque todos creían que era gay, como todos los hombres que habían allí en el lugar. Tomó un par de copas y fue afuera a refrescarse. Una morocha infartante, que olía que este chico era heterosexual, salió tras él (me parece que la idea principal era sacarse la duda y ver si podía arrimar el bochín). Ella le convidó una cerveza que llevaba servida en su vaso y empezaron a hablar de todo un poco y a la primera oportunidad que tuvo, le robó un beso. Él, ni tonto ni perezoso, le comió la boca y así comenzaron a ponerse cariñosos, muuuy cariñosos. Franeleando como nunca y con unas ganas atroces que hacían endurecer todo su cuerpo, mi amigo, inspirado en la publicidad de Doritos, la invitó a un lugar más cómodo y así entraron a la casa, medio escondidos del resto para buscar una habitación vacía y darle rienda suelta a la pasión. 
La casa contaba con tres habitaciones, que inmediatamente descubrieron que estaban cerradas con llave, un baño que estaba al cruzar el living, una cocina con una barra que daba al mismo living y obviamente el living comedor donde estaban todos.
Parados en el pasillo, con el deseo a flor de piel, descubrieron que contaban con dos alternativas ya que la de hacerlo al aire libre estaba descartada por el frío y además porque una casa en el centro no da mucha oportunidad para esconderse. Las alternativas eran: el baño, aunque iba a ser muy evidente cuando se dirijan al lugar pues tenían que cruzar por donde estaba toda la gente, o el fitito. La opción elegida fue esta última, aunque hacerlo en un fitito más que aventura es una completa hazaña.
Después de hacer unos cuantos malabares y mucho transpirar, no por el buen momento que estaban pasando sino cansados de probar muchas posiciones extrañas e incomodas, lograron el cometido.
Varios minutos después, ingresando nuevamente a la casa, descubrieron que el llavero con las llaves de las habitaciones estaba colgado junto a la puerta.

2 comentarios:

  1. jajaj el otro dia en un cumple paso algo asi... pero el muchacho en cuestion ni le importó q todos veamos como se llevaba a la muchacha a su habitacion.
    Era el cumpleañero y eran las 4 de la mañana... no quedamos tomando mate hasta ls 7...y el jamas volvio.

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  2. feliz cumple mes... un mes de muy buenas historias.
    saludos gauchita

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