viernes, 20 de julio de 2012

El sueño de la piba

El sueño de cualquier mujer es ponerse un portaligas, un tapado y botas y caer en la casa de de un flaco pretendiendo matarlo de deseo y placer. 
Sin embargo no resulta como en las películas porno, una amiga lo vivió más como un corto de cine z (cine bizarro, cine barato, cine z). Cayó borracha a la madrugada, mojada por la lluvia, con el portaligas mal abrochado debajo de jean en la casa del flaco que tenía más ganas de dormir que otra cosa. 
La sorpresa fue tremenda, pero no de esas cautivadoras. Ella sin perder las esperanzas, se tiró en la cama dándose aires sensuales mientras él se iba al baño y pensaba como remar esa situación.
Las medias corridas, el pelo anudado y mojado, las etiquetas de la ropa interior colgando por cualquier lado, el maquillaje corrido y el aliento a cerveza hicieron efecto, mataron cualquier signo de erotismo 20km a la redonda. Valorando el esfuerzo de la chica el flaco remó la situación y cumplió como un campeón calladito la boca. 
Ella se durmió con una sonrisa de satisfacción en la cara pues logró vencer sus barreras, su falta de sensualidad y por primera vez se sintió una femme fatal.
A la mañana siguiente, todo se desvaneció más rápido que la carroza de Cenicienta. Lo que intentó ser una idea alucinante, había resultado un fiasco. Guardó su ropa, fingió resaca y se retiró con lo poco de orgullo que le quedaba. Después se pregunta porqué al flaco no se le para cuando ella está cerca.

Las mentiras de la Abuela

"A los hombres dales sexo y comida y los conservás al lado tuyo"
Sin palabras, nada más ridículo que esa frase. Subestima a la mujer dejándola dentro de la cocina y con las piernas abiertas. Si bien el hombre busca satisfacer sus deseos, prefieren hacerlo solos (o eso creen). Se pajean mirando un poco de porno y comiendo cualquier boludez que encuentran. Pero necesitan de una mujer, que los distraiga, que sea gauchita, divertida y sobre todo que no rompa las pelotas; pero sobre todo una mujer que pueda ser varias todo el tiempo. Es aburrido llevarse a la cama siempre a la misma. Están con una, se chamuyan a otra y esperan que aquella a quien se garchan de vez en cuando siga al pie cuando la llaman.
Tal vez mi problema sea que no se cocinar, por eso nunca me duro un novio. O tal vez, mis ganas de garchar todo el tiempo. Eso no sirve, no es bueno, no es saludable. El hombre busca una histérica, que lo deje caliente la mayoría del tiempo, no una loca fanática del polvo que siempre diga que si y le saque hasta las ultimas gotas de leche. Eso es aburrido, eso no los hace sentir machos.
Hay que ser gata flora. Esa debería ser la enseñanza de la abuela. Eso voy a enseñarles a mis nietos, en caso de encontrar a algún boludo a quien pueda llevarme a la cama después de hacerle un arroz blanco o que me deje tirarle la goma mientras esperamos el delivery de pizza.
Ah, no, ya entendí, tengo que aprender a cocinar, comprarme un vibrador y dejarme de joder. La comida me la como yo, y el sexo lo disfruto en soledad. 
Aún así, cuando te encajan todas las fichas en su lugar correspondiente y entendés que sola podés, caes nuevamente ante la sonrisa de un flaco que solo busca llevarte a la cama mientras vos, gila, pretendes enamorarlo.

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