lunes, 14 de marzo de 2011

La cumbia villera no es para cualquiera

Hace mucho tiempo, en mis épocas de secundario me juntaba con unos amigos que adoraban andar de fiesta en fiesta. Vivían para levantarse minitas y después hacer alarde de eso. Uno de ellos me contó esta historia:

Habían salido como de costumbre y no habían tenido mucho éxito con las mujeres, bah, ni mucho, ni poco, un fracaso total. Entre los hombres está la creencia de que después de cierta hora, no hay mujer fea, y por eso dejaron de ser selectivos, encaraban lo que venga. Bueno, resulta que uno de ellos levanto algo alrededor de las seis (no voy a hacer descripciones detalladas pero era una chica que se identificaba bien con la creencia mencionada anteriormente).
- Vivo sola y por acá cerquita. Vengan los dos a casa, se pueden quedar a dormir. Tengo la cama para nosotros  y un sillón para tu amigo.
Como ellos vivían lejos, aceptaron la propuesta. Legaron al mini-monoambiente en el que ella vivía, el sillón funcionaba como primera fila para observar todo lo que sucedía en la cama.
-Bueno papi, ya estamos acá. Hacé lo tuyo con la muchacha y yo duermo un rato. cuando termines me avisas y nos vamos.
Ese fue el acuerdo.
La muchacha corrió una especie de cortina que hacia de división entre ambos ambientes. Empezó a encender algunas velas porque dijo que ella necesitaba ambientar todo... bajó las luces, fue al baño y se puso un camisolín de encaje que le quedaba demasiado apretado, tal vez por un aumento de peso desde la última vez que lo habría usado y que, más que sexy le quedaba ridículo. Por último, fue poner música, revolvió la pila de cd´s hasta que encontró lo que le parecía mas adecuado a la situación y se metió tras la cortina.
De repente y estrepitosamente empezó a sonar "Si tu viejo es zapateroooo, zarpále la lata....".
El flaco del sillón no podía ver más que sombras de lo que pasaba más allá de la cortina pero podía imaginarse a la mina bailando. No pudo contener su risa. Sus carcajadas cada vez más fuertes despertaron la risa de su amigo que estaba mirando el show en primera fila. Ninguno de los dos pudo dejar de reírse, a nadie se le ocurre que la cumbia villera genera el ambiente para ponerse melosos. A quien se le ocurre?!!.
La historia termina cuando ella enojada, sintiendo que le estaban faltando el respeto, los hecha a los dos de su casa. Cuando ellos salen a la vereda el tema del zapatero sonaba otra vez.

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